La televisión y la enajenación

La Enajenación.
En estos últimos días he estado leyendo un libro bastante interesante, su título en español es Psicoanálisis de la sociedad contemporánea y escrito por el psicoanalista Erich Fromm.

Este libro trata muchos temas acerca de como el estilo de vida de la sociedad capitalista no contribuye en lo más mínimo al desarrollo espiritual del hombre (sino por el contrario propicia a su deterioro)

Fromm dedica toda una sección de este libro al concepto de la enajenación que es la piedra angular de este ensayo.

Para entrar en contexto me permito citar el parrafo que nos introduce al concepto de la enajenación en el libro:
En el sistema de Marx llámase enajenación al estado del hombre en que sus "propios actos se convierten para él en una fuerza extraña situada sobre él y contra él, en vez de ser goberanada por él"

Una vez teniendo el concepto, cito un magnifíco ejemplo que nos dá Fromm y que me permitirá abordar el tema de la televisión:
¿Cómo usamos las cosas que adquirimos? Empecemos con los alimentos y las bebidas. Comemos un pan insípido y que no alimenta porque satisface nuestra fantasía de riqueza y distinción: ¡es tán blanco y tán tierno! En realidad, "comemos" una fantasía, y hemos perdido contacto con la cosa real que comemos. Nuestro paladar, nuestro organismo están excluídos de un acto de consumo que les concierne primordialmente. Bebemos etiquetas. Con una botella de Coca-Cola bebemos el dibujo de las bellas jóvenes que la beben en el anuncio, bebemos la consigna de la "pausa que refresca", bebemos la gran costumbre norteamericana. Con lo que menos bebemos es con el paladar.
Creo que de alguna manera todos nos sentimos identificados con eso y lo hemos padecido. No lo podemos negar y resulta hasta algo natural dado que esta serie de actitudes son constantemente alimentadas en nosotros.


La televisión.
Hace algunos años me preguntaba si la televisión era un reflejo de la sociedad o si la sociedad es un reflejo de la televisión. Lo que en aquel entonces nunca supuse es que la televisión como negocio que es, promueve un estilo de vida que tratará de moldear las actitudes y los gustos de sus expectadores con la intención de vender los productos que anuncia. He aquí lo que según mi humilde opinión es el constante agente enajenador del hombre.
Me permito citar también un artículo que encontré hace un par de días en la red (http://www.turnoffyourtv.com/reviews/Jerry.Mander.html) acerca de este fenómeno:
Al mirar televisión, el expectador no ve al mundo tal como es. El o ella ve al mundo creado por la publicidad. Los programas de televisión son creados con la intención de promover una sociedad consumista.

Este artículo también explica en que se diferencia la televisión de otros medios de publicidad como el periodico o la radio:
Lo que hace a la televisión diferente de otras formas de publicidad, es que el televidente no tiene control alguno sobre las imágenes. Claro, el podría cambiar de canal, pero el estará viendo realmente más de lo mismo. Las imágenes van hacia él al ritmo que dicte el anunciante; el televidente sólo ve de manera pasiva. Mientras lees el periodico, no tienes por que mirar la publicidad, puedes leer las primeras lineas de un anuncio y después dar vuelta a la página.

Un bonito acto de hipnotismo.
Cito también una parte de este artículo que explica cual es la reacción de la mente ante la televisión.

La multitud de eventos y efectos especiales que saturan al televidente durante una dosis promedio de televisión ocurre con tal frecuencia que cualquier tipo de respuesta es prácticamente eliminada. Debido a que las imágenes en la televisión se mueven mucho más rápido de lo que la persona puede reaccionar, esta las tiene que perseguir con la mente.

Cualquier anunciante sabe que antes de convencer a alguién de algo, primero hay que eliminar su estado mental actual y captar su atención por medios que sean conventientes para el anunciante. Esto se puede lograr con técnicas sencillas como ímagenes que se muevan rápido, cambiar constantemente los focos de atención y cambiar de estados de ánimo.


El acto de mirar televisión no es activo sino pasivo. Tanto la mente y cuerpo del televidente no reaccionan.

Un investigador entrevistado en este artículo explica: "El horror de la televisión, es que la información llega, pero no reaccionamos de manera inmediata. Llega a la memoria y quizás reaccionemos después a esta pero probablemente no sepamos porque lo estamos haciendo"

Como conclusión no me queda más que recomendar ampliemente "Psicoanálisis de la sociedad contemporánea" que es una ventana hacia muchas problemáticas existenciales con las que todos nos podemos sentir identificados y como superarlas identificando primordialmente a lo que las está generando.

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