No hay evento en el que un gobierno dependa mas del apoyo de su pueblo que en una guerra.
Dicho apoyo debe ser practicamente unánime ya que la guerra irremediablemente significa el sacrificio de todos a favor de una causa que se considere meritoria; es inconveniente e incluso contraproducente para cualquier gobierno llevar a un pueblo a una guerra de la que no está totalmente convencido y más aún cuando esta se pierde.
La cantidad de recursos humanos y materiales que se han de sacrificar en pos de una guerra es tal, que sólo una sociedad plenamente convencida de la necesidad de esta puede apoyar tal empresa, en este sentido la propaganda juega una parte fundamental. La propaganda ayuda a la gente a "entender" contra quien y porqué se pelea y constituye el indicador que informa a la población que todo va bien y que el enemigo poco a poco va siendo derrotado.
Pero por definición la propaganda no es imparcial ni neutral, no deja ver la completa realidad de las cosas. La propaganda históricamente ha engrandecido a quien la produce envileciendo a quien se le dirige. Antes de que los medios de comunicación se diversificaran tanto como ahora, era posible a los gobiernos controlar esta propaganda hasta límites en los que un país pudiera suponer que ganaba una guerra hasta que era demasiado tarde para darse cuenta de lo contrario.
Con la llegada de la modernidad a las comunicaciones, esta labor fue cada vez más complicada. El ejemplo más claro de esto fue la guerra de Vietnam (1959-1975); esta fue la primer guerra cubierta por las cadenas de televisión con toda su crudeza. Las noticias llegaban con poca o casi ninguna censura hasta los hogares norteamericanos provocando que buena parte de la población se diera cuenta de la barbarie y se manifestara en contra de lo que consideraba un innecesario sacrificio tanto de soldados norteamericanos como de civiles vietnamitas. La eventual presión social en los Estados Unidos fue tal que el gobierno decidió retirar las tropas de Vietnam en 1975.
Los dirigentes norteamericanos se dieron cuenta de este garrafal error y en la primera guerra del golfo se aseguraron que la cobertura de los medios de comunicación se limitara al despliegue del poderío estadounidense y a la mortal precisión de su moderno armamento, sin embargo ninguna cadena transmitió la crisis humanitaria que se originó en Irak a raíz de esta intervención.
Exactamente la misma estrategia se ha aplicado en la segunda invasión a Irak, la nota que se cubrió en todos los noticieros fue esta:
Pero no la situación en la que vive el pueblo iraquí y su rechazo de casi el 100% a la intervención estadounidense.
En un ámbito un poco más casero...
En diciembre del 2006 nuestro actual gobierno lanzó una guerra abierta contra la amenaza del narcotráfico; fue una guerra que por su difusión y por la situación política del país se consideró ideada desde el punto de vista propagandístico a favor del gobierno de Felipe Calderón. El resultado de esta, es que en algunas encuestas se reportó un incremento sustancial en su popularidad, algunos capos cayeron y la estima que la sociedad tenía del ejercito mexicano creció aún mas.
En un principio la cobertura mediática de la guerra contra el narco, le proporcionó al gobierno de Felipe Calderón un mayor apoyo de la sociedad y mejoró la confianza en el poder ejecutivo. Sin embargo, este no tomó en cuenta un tema fundamental, el control que no tenía de los medios de comunicación.
La misma difusión del conflicto que inicialmente elevó la popularidad del presidente se volteó contra él; los medios de comunicación cubrieron tanto los exitosos cateos, decomisos y arrestos, como los levantones, narcomantas (acusando al gobierno de su complicidad con algunos cárteles) y por supuesto los decapitados. El ataque de los grupos opositores al partido en el gobierno, no se hizo esperar.
Otra de las manifestaciones de este descontrol mediatico, es que durante esta guerra, la imágen del ejército mexicano se ha visto deteriorada al verse involucrado en una mayor cantidad de casos de violaciones a los derechos humanos. La nota aquí
Aunque la situación del narcotráfico en México es delicada, estaría totalmente en contra de que los medios de comunicación tergiversaran la realidad. Creo que la guerra contra el narco es hasta cierto punto necesaria (si es que es honesta y no una mera pantalla), pero los métodos actuales para llevarla acabo no son los mejores. Los gobiernos saben (sobretodo los latinoamericanos) que las guerras internas más efectivas son las que no se ven, ni se escuchan; las guerras de baja intensidad como se les conoce, se fundamentan en el uso de las instituciones de inteligencia del estado, a fin de identificar a quienes están detrás de movimientos disidentes o contrarios al gobierno en turno y neutralizarlos a fin de mermar a sus organizaciones.
Muchos no sabemos a donde nos irá a llevar esta guerra al narcotráfico pero la propaganda no nos augura buenas cosas cuando en los últimos días se acaba de dar a conocer una iniciativa de ley que aprueba la legalización al consumo de drogas (Milenio y Crónica); de esta lista no sólo se incluyen drogas como la mariguana que prácticamente cualquiera con una maceta en su casa puede tener, sino se incluyen drogas fuertes que únicamente se pueden comprar a quien trafique con ellas. La legalización del consumo no se entiende si una implícita legalización del tráfico...
No hay comentarios:
Publicar un comentario